La rosa y el miedo

La rosa a veces tiene miedo. Ella me lo dice cuando ya no es capaz de soportarlo y su cuerpo se contrae y se enfría. Es entonces cuando me busca, cuando sus ojos temerosos anhelan reposo en los míos.

Yo la abrazo y la acerco a mi pecho, sin decirle nada. El miedo no se pasa con palabras, sólo el amor es capaz de alejarlo. Sólo el calor. Sólo la luz. Sólo el corazón palpitante. Sólo la confianza, que da saber que otro, en algún lugar, cercano o distante, te quiere y camina contigo.

Yo también tengo miedo muchas veces. Miedo de que algo malo me suceda. Miedo de que algo le suceda a mi rosa. Miedo de sufrir. Miedo de que sufra. Hay veces que me vence y otras, en las que ofrezco resistencia. Aún así, en el fragor de la batalla, susurro mi oración al cielo y me cargo con todo el amor infinito de mis antepasados, de los que me precedieron en la fe, en el amor, de los que me trajeron aquí, de la Belleza Suprema. Y es entonces cuando mi espada vuelve a levantarse firme y sin temor y el horizonte torna revestido de esperanza.

Acerca de Santi Casanova

Nacido en A Coruña. Generación del 76. Ingeniero de formación y educador de profesión y vocación. Un privilegiado.

3 Respuestas a “La rosa y el miedo

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